Lo mismo que mis padres hicieron conmigo: me llenaron de cosas limpias... me pusieron dentro ideas sanas y generosas... ¡me pusieron lo único que tienen!... y me prepararon para un viaje de buenas intenciones...
»¡Y qué diablos! Voy cumpliéndolas... ¡es la verdad!... en el fondo de este baúl que se llama Melchor Astul... en el fondo, es decir, en la conciencia, no guardo ningún agravio... ninguna ofensa... ningún remordimiento... he hecho todo el bien que he podido... y sigo haciéndolo... he pasado por tonto muchas veces; pero no he sentido envidia por quienes me consideraron así... y ahora mismo sigo mi viaje de buenas intenciones... y lo seguiré hasta el fin.