10 Maldiciones Que Bloquean La Bendicion

Recuerde, no es el espectáculo el que nos liberta, es la verdad que conocemos.

Él lo hará “más abundantemente de lo que pedimos o entendemos” (Efesios 3:20).

carne y sangre. Nuestro enemigo es el diablo y la sangre de Jesús ya lo ha derrotado.
Uno mis pasajes favoritos de la Biblia está en Romanos:
Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. (Romanos 8:28)
Qué gran promesa Dios nos ha dado. No importa lo que suceda, cuando fijamos nuestros ojos en Jesús, todas las cosas funcionan mejor de lo que pensamos funcionarían. De seguro que el diablo le ha robado y lo ha derribado, ¿pero, sabe qué? Ahora que usted ha perdonado a la persona que él usó, ahora que usted sabe que fue el diablo el que lo hizo, todo será mejor de lo que usted nunca antes haya pensado sería posible, ¡por siete! ¡Debido a que por

nombre. Persistan con autoridad: ‘Venga, el reino de Dios. Sea hecha la voluntad de Dios, en la tierra como en el cielo’. Después clamen a Dios para que libere su prosperidad para el día: ‘Danos el pan diario’. Luego pidan perdón: ‘Y perdónanos nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores’”. Jesús continuó: “Y no nos metas en tentación, más líbranos del mal. Porque tuyo es el reino, el poder y la gloria por todos los siglos. Amén”.
Esto nos da una tremenda visión y revelación del

las tormentas se detenían y las monedas de oro salían de las bocas de los peces. “Señor, enséñanos cómo orar. Queremos ver el poder de Dios moviéndose en nosotros”. Mire lo que ocurrió en el versículo 9. Jesús les dijo: “Vosotros, pues, oraréis así”. ¿Entiende el significado de lo que tenemos aquí? Jesucristo, el Hijo de Dios, nos está diciendo, a usted y a mí: “Aquí está el secreto, la fórmula para la oración que tocará nuestro Padre en los cielos”.
Primero, Jesús dijo: “Digan ‘Padre’. Luego alaben Su

sudor te recordará la maldición de pobreza que has traído sobre ti mismo y el mundo”.
Cuatro mil años más tarde, los soldados tomaron las espinas y tejieron una corona, y la empujaron en la frente de Jesús. Aquellas espinas medían de tres a tres y media pulgadas de largo, y tan puntiagudas como agujas. Justo entonces, lo que Satanás destinado para el mal, Dios estaba por usar para el bien, para romper la maldición de “no hay suficiente”. Estábamos malditos por medio de las es

Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque escrito está: Maldito todo el que es colgado en un madero), para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu. (Gálatas 3:13–14)
Quiero prestar especial atención al hecho de que hemos sido redimidos por la sangre de Jesús. Muchos cristianos no entienden el significado de la sangre de Jesús. Miremos especialmente lo

mostrarle como hacer eso.
Primera de Pedro 1:18–19 dice: “Sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo.” Y Apocalipsis 5:9 dice: “Y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, y de todo linaje y lengua y pueblo y nación.” Finalmente, en Gálatas 3 se lee:

de él. Cuando obedecemos a Dios con nuestros diezmos y ofrendas, las limitaciones de este mundo son quitadas, y la provisión sobrenatural de Dios desciende sobre nosotros. Dios abre las ventanas de los cielos y derrama bendiciones que nosotros no podemos contener. Luego Él dice que hay aun más. Malaquías 3:11 dice que Él reprenderá al devorador por amor de nosotros. Él romperá esa maldición, ese espíritu, que destruye nuestras finanzas.
Permítame mostrarle algo que cambiará su vida.

Hoy en día, parece normal e incluso aceptable que las personas roben, mientan, engañen—es la supervivencia del más fuerte. Dios nos dice: “Dame Mi árbol, Mi diezmo, y proveeré para ti en Mi huerto, Mi reino. Mas si comes de Mi árbol, de Mi diezmo, entonces se las arreglarás tú solo”. Adán y Eva tuvieron que salir del huerto y trabajar por su propia cuenta. Nuestros diezmos y ofrendas a Dios mantienen la maldición de escasez y deudas alejada de nosotros. Recuerde, estamos en este mundo, pero no somos