La democracia parece estar atravesando por una espesa neblina. El sistema político más prestigioso desde el fin de la Segunda Guerra Mundial -reforzado aún más después de la caída del muro de Berlín— ha pasado a ser cuestionado por unos y otros. Hay quienes la rechazan abiertamente como sistema de gobierno, o piensan que sus resultados son pobres, que está aplastada por los poderes económicos, que las élites políticas no representan a la ciudadanía y se han convertido en una casta endógena que protege sus propios intereses y privilegios. Prácticamente está bajo sospecha en todas partes y desde las nuevas tecnologías comunicacionales se cuestiona persistentemente el funcionamiento de las instituciones, ampliando defectos y subestimando virtudes.
Tiempo nublado para el ethos democrático que nos interpela con alarmantes preguntas: ¿estamos llegando al final de la democracia representativa? ¿La era de la información, lejos de expandir la democracia, produce pulsiones autoritarias? ¿Las nuevas generaciones prefieren otras opciones o no tienen ninguna? ¿Se perdió la memoria de las monstruosidades totalitarias y ya no provocan horror? ¿Preferimos renunciar a la gestión de la polis con tal de ver nuestros deseos individuales complacidos?
Con gran lucidez y documentada información el autor nos acompaña en el recorrido de las interrogantes, guiados por la perspectiva del vertiginoso desarrollo científico y tecnológico, el cambio climático y pandemias amenazantes que recalcan el poder y la fragilidad de la humanidad. Una serena reflexión por la historia, el presente y el futuro de la democracia. Y sus dilemas, que ineludiblemente culminan en la certeza de hacer los cambios necesarios para no poner en peligro su subsistencia.