Pero cuando creces y vives en un lugar como San Miguelito, donde los hijos del patriarcado no existen y lo que existen solo son los hijos muertos o los hijos desaparecidos, entonces una considera la maternidad como un acto de resistencia o de masoquismo o de rebeldía o quizás, sí, de buscar justificación a que no has podido emanciparte del adoctrinamiento. Esto último lo digo sarcásticamente, porque, si en algo confío es en que, aunque la vida sea absurda y vivamos en un sistema que nos oprime, nos condiciona y nos adoctrina, conservamos en mayor o menor medida un poco o un mucho, dependiendo de quién seas, de agencia.