—Escuché las historias que contaban los espías sobre ti. La valiente mujer balruhni en el imperio de Adarlan. La Flecha de Neith. Y lo supe…
Nesryn sollozó, tirando y tirando.
Sartaq le sonrió, suavemente, con dulzura. De una manera que ella no había visto.
—Te amé desde antes de verte —dijo él.
—Por favor —lloró Nesryn.
La mano de Sartaq se apretó sobre la de ella.