Pehoé Ediciones

otorgue material a los padres, breve, entretenido contundente, que los haga saber en qué están sus hijos hoy, qué les está enseñando el colegio, y en qué consiste el rol acompañador que deben practicar los padres.

la actualidad los especialistas recomendamos hablar de los temas apropiados para la edad, independientemente de que los niños hagan o no las preguntas.

El colegio también debe reforzar algunos temas a sus alumnos a esta edad, pero el rol fundamental hasta los ocho a nueve años es de los padres. Comunicarse en los temas sexuales a esta edad no tiene las complicaciones que he descrito para la pubertad y adolescencia, porque los temas son simples y los padres están capacitados para manejarlos. Todavía no hay una sexualización de la relación, porque aún no ingresan las hormonas al torrente sanguíneo, y por lo tanto no está presente el temor al incesto.

En el caso de estos últimos, somos los padres quienes tenemos un rol muy importante en informar a nuestros hijos, mientras que en el de los primeros, son los establecimientos educacionales los que también deben ejercer una función vital en el tema.

inicia desde el nacimiento de nuestros hijos hasta que éstos tienen ocho o nueve años, en que los padres les enseñamos a los niños a conocer su cuerpo y sus límites. Todo esto les deja una sensación de que con los padres se puede hablar de estos temas, que existe una comunicación y ello les permite llegar a la pubertad con la confianza de que se puede conversar con sus progenitores.

entregando información científica, es decir, información sobre la que existe consenso entre los especialistas. Luego, un segundo paso es dar a conocer temas aún no zanjados por la ciencia -porque no ha podido demostrar con exactitud lo que acontece, sus causas y consecuencias-, como por ejemplo la homosexualidad, y también otros aspectos que ya están zanjados, pero que aún generan controversia, como el autoerotismo.

produce un fenómeno complicado, que es que los que conducen la educación sexual son los pares

El problema es que el que habitualmente la dirige es el más anormal del grupo, es decir, el más «bacán», el más superficial, el más rebelde, el que dice que no hay que preocuparse; o sea, el menos indicado, y que termina entregando una educación sexual llena de mitos y con consecuencias nefastas al promover la promiscuidad, la droga y el alcohol asociado con el sexo, ya que frente a un tema complejo plantea las respuestas más simplistas.

Un buen programa debe enfocarse en el manejo del im

impulso sexual agresivo (consigo mismo y los demás) y adictivo (relacionado con el uso de sustancias exógenas) del adolescente.