Lisa Mosconi

supuesto, si una mujer duerme mal, su estado de ánimo y con el tiempo su equilibrio mental se verán seriamente afectados. Lo que es todavía más relevante: el sueño es esencial para la formación de recuerdos y para limpiar los depósitos amiloides que pueden derivar en alzhéimer, lo cual indica que el descanso de nuestra mente es crucial a futuro.

Todos los anticonceptivos hormonales disponibles (implante, inyección, píldora, parche, anillo, DIU) administran una pequeña dosis de estrógeno, progesterona o ambas a nuestro cuerpo. Al hacerlo, suprimen nuestras hormonas corporales e impiden el embarazo. Algunos métodos hacen que el cuerpo deje de ovular, mientras que otros también afectan la mucosa cervical, lo cual dificulta que el esperma encuentre un óvulo o que el revestimiento del útero sea menos “acogedor” para un óvulo fertilizado, de manera que le resulte imposible implantarse ahí

Luego de lo que hemos descubierto acerca de la relación entre las hormonas, la menopausia y la salud cerebral, aún queda una pregunta trascendental por responder: ¿el uso de anticonceptivos puede afectar la salud del cerebro? Curiosamente, aunque más de 100 millones de mujeres toman la píldora anticonceptiva en el mundo, sólo se han realizado un puñado de estudios sobre sus efectos en el cerebro. Por ende, en la actualidad no existe ninguna evidencia de que los anticonceptivos incrementen o disminuyan el riesgo de deterioro cognitivo o demencia. Sin embargo, sí existen pruebas de que afectan el estado de ánimo. A veces de forma positiva, como cuando se receta para aliviar los síntomas del síndrome premenstrual. Algunas mujeres perimenopáusicas que utilizan anticonceptivos hormonales también reportan mayor alivio o menor frecuencia de bochornos intensos, así como menos cambios en el estado de ánimo.30 Pero en otros casos la terapia produce el efecto contrario, incrementando el riesgo de padecer depresión. Un estudio reciente a más de 1 millón de mujeres de entre catorce y treinta y cuatro años mostró que todos los anticonceptivos hormonales tradicionales fueron asociados con una mayor probabilidad de desarrollar depresión.

En el contexto de una dieta de 1,500 calorías diarias, tan sólo reemplazar 3 gramos de grasas trans con 7 gramos de carbohidratos se asoció con una reducción de 93 por ciento del riesgo de padecer cardiopatías en mujeres. Eso equivale a intercambiar otra ración de papas fritas por 28 gramos de arroz integral

Debido a sus efectos benéficos sobre el corazón, la dieta mediterránea también le hace mucho bien a nuestro cerebro. En una serie de estudios de imagenología cerebral donde reunimos a cientos de participantes, encontramos que aquellos que siguieron una dieta mediterránea tenían cerebros más sanos y de apariencia más joven que los participantes de la misma edad que consumían una dieta occidental.34 Los cerebros de quienes seguían una dieta occidental parecían encogerse más rápido, a una tasa estimada de cinco años adicionales de envejecimiento.35 Lo que resultó más impactante fue que, aunque ninguno de los participantes había mostrado señales de deterioro cognitivo, quienes consumían la dieta occidental ya mostraban más placas de alzhéimer de lo normal para su edad, mientras que quienes seguían la dieta mediterránea no mostraban ninguna.

Otro reporte, conocido como el Estudio de Alimentación y Vida Saludable de las Mujeres, mostró que entre 2,198 mujeres tratadas por cáncer de mama de etapa temprana, aquellas que consumían una dieta alta en fibra experimentaron bochornos menos severos en tan sólo un año

Otra buena noticia es que las mujeres que siguen la dieta mediterránea experimentan menos síntomas menopáusicos y más leves. En un gran estudio de 6,040 mujeres de entre cincuenta y cincuenta y cinco años, aquellas que siguieron la dieta tuvieron 20 por ciento menos bochornos y sudoraciones nocturnas.40 Curiosamente, aquellas que comieron más frutas, sobre todo fresas, piña y melón, eran mucho menos propensas a experimentar síntomas (descubriremos por qué en el siguiente capítulo). Al contrario, las mujeres que consumían una dieta tipo occidental tenían 23 por ciento más probabilidades de experimentar bochornos y sudoraciones nocturnas a medida que atravesaban la menopausia

Un estudio en el que participaron más de 16,000 mujeres mostró que las que con frecuencia consumían moras ricas en flavonoides, como arándanos y fresas, tenían menores índices de deterioro cognitivo en comparación con las mujeres que no comían esas frutas.2 Comer al menos una porción de arándanos y dos porciones de fresas a la semana mantuvo el cerebro de estas mujeres hasta dos años y medio más jóvenes.

Si te preocupa abusar de los azúcares, puedes consumir frutas bajas en contenido glicémico, como moras, manzanas, limones, naranjas y toronja, y comer de forma menos frecuente frutas como mangos y uvas, que tienen mayores cantidades de azúcar.

el chocolate amargo sigue siendo un poderoso superalimento con increíbles beneficios para la salud. En primer lugar, es rico en teobromina, un maravilloso antioxidante que se ayuda en los procesos que retrasan el envejecimiento celular, además de contener poderosos flavonoles que disminuyen el riesgo de cardiopatías. Los ensayos clínicos muestran que consumir cacao con un alto contenido de flavonoles mejora las capacidades de atención y memoria en adultos saludables, que reduce la inflamación y los niveles de insulina en apenas ocho semanas.8