«En las cosas del amor sucede exactamente lo mismo. Nunca sabemos exactamente cuándo cambiarán nuestros sentimientos. En cambio, yo sí que me di cuenta cuando sucedió».
Valentina Vegaцитирует2 месяца назад
gélido brillo de las cuchillas, el sonido que producían al chocar entre ellas, la terrible y súbita presión capaz de exprimir hasta la última gota de aire de sus pulmones, el dolor, el violento e interminable dolor que le impedía llenarlos de nuevo… Recuerdos que le asaltaron de improviso sin que pudiera hacer nada por evitarlos.
Oswaldo Javier Valerdi Laraцитирует8 месяцев назад
Nada más doblar la esquina y enfilar por el estrecho cal
Oswaldo Javier Valerdi Laraцитирует8 месяцев назад
Salió a la calle y se alejó lentamente de la casa de los Yoshikawa. Su mente, sin embargo, no pudo abandonar aquel salón tan rápidamente como lo había hecho su cuerpo. Caminó por las calles medio desiert
Oswaldo Javier Valerdi Laraцитирует8 месяцев назад
Aquel mismo día, de regreso a casa, Tsuda se bajó del tranvía un par de paradas antes de lo habitual. Siguió adelante por la concurrida ave
Oswaldo Javier Valerdi Laraцитирует8 месяцев назад
esde hacía seis o siete años, Fujii llevaba una vida bohemia similar a la de otros hombres que, como él, vivían en los barrios altos al noroeste de la ciudad. A su alrededor se construían, año tras año, cada vez más casas en el
Oswaldo Javier Valerdi Laraцитирует8 месяцев назад
—Las he ganado hoy en el colegio —le explicó a Tsuda.
Oswaldo Javier Valerdi Laraцитирует7 месяцев назад
—¿Has ido últimamente a jugar a casa de los Okamoto?
Oswaldo Javier Valerdi Laraцитирует7 месяцев назад
Así que se trata de él. Me preguntaba quién estaría haciéndose pasar por alguien importante exhibiendo sus zapatos marrones nuevos. Si llego a saber que era él, habría entrado sin más. Recordó la figura maltrech
Oswaldo Javier Valerdi Laraцитирует7 месяцев назад
Makoto, con la ayuda de O-Kin, repasaba sus lecciones en la habitación de la parte de atrás de la casa. Le arrebató de un golpe el libro de francés que ella era incapaz de entender. A Tsuda le divertía el tono forzado con el que solían leer en voz