Si quieres la yegua, ve a buscarla tú.
Hablaba con voz queda, sin desafío alguno. Su aspecto era el de alguien a quien el futuro ya no le concierne. Incluso Siegfried comprendió que, por aquella vez, Tristan ya había tenido bastante. Aún fulminó a su hermano un par de segundos con la mirada, pero luego se dio la vuelta y salió de la sala. Al final fue él a buscar la yegua.
Nadie volvió a hablar nunca del incidente, pero a los cerdos se los llevaron deprisa y corriendo al matadero y nunca los sustituimos. El proyecto ganadero había concluido.