a diferencia de los humanos, la Naturaleza realmente producía cosas nuevas: grano de las pequeñas semillas (para la comida), madera de los árboles y minerales de la tierra (para las casas, barcos y maquinaria). Por el contrario, los humanos no podían producir valor; solo eran capaces de transformarlo: obtener pan de las semillas, madera de los árboles, acero del hierro. Como la agricultura, la cría de animales, la pesca, la caza y la minería (todas en el área oscura de la figura 3) trasladan la abundancia de la naturaleza a la sociedad, Quesnay llamó a estas actividades la «clase productiva».