La mitad de la población mundial vive con menos de dos dólares al día. La mayoría de las personas que integran esa mitad son mujeres. La pobreza se ha convertido en un tema femenino, y la búsqueda de una existencia mejor supone para millones de mujeres una vida muy lejos de casa, a menudo lejos de sus hijos, ya sea cuidando de los de otras a cambio de una remuneración, o bien como limpiadora, camarera, peón de fábrica, trabajadora agrícola, trabajadora sexual, o lo que sea, dentro de la economía mundial sumergida.