Cuando una concepción de Dios deja de tener significado o importancia, es descartada discretamente y sustituida por una teología nueva. Un fundamentalista negaría esto, porque el fundamentalismo es antihistórico: cree que Abrahán, Moisés y todos los profetas posteriores experimentaron a su Dios exactamente del mismo modo en que hoy se tiene experiencia de él. Sin embargo, si consideramos nuestras tres religiones, queda claro que no hay una visión objetiva de «Dios»: cada generación ha de crear la imagen de Dios que tenga un significado para ella.