Y la mujer contó que años antes, quiero decir muchos años atrás, solían ir músicos a tocar allí el domingo, y que la gente se sentaba a escucharlos. Yo pensé que también nosotros estaríamos así cuando nos hiciéramos viejos. Llenos de dignidad. Y en un sitio fijo. Y que la gente vendría a nuestra puerta.