No obstante, antes de iniciar una guerra contra Serbia, era preciso conocer la postura del Gobierno húngaro y la actitud de Alemania. El 2 de julio se conocía que los autores del atentado habían estado en contacto con los servicios secretos serbios. Los militares austriacos solicitaron que se declarase la guerra de inmediato, pero era necesario contar con la eventualidad de que Rusia no abandonase a Serbia, y por ello era fundamental conocer la posición de Alemania