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Francois Mauriac

  • Dianela Villicaña Denaцитируетпозавчера
    El éxito de público y crítica de El desierto del amor (1925), así como el Gran Premio de Novela que le otorga la Academia Francesa en 1926 afianza, a sus cuarenta años de edad, la labor literaria de Mauriac, en la que pocos de sus allegados confiaban —«algunos miembros de mi familia empezaron a creer que entraba dentro de lo posible el que yo llegase a hacer lo que se llama una buena carrera» (OC, v. I, pág. ١٢)—.
  • Dianela Villicaña Denaцитируетпозавчера
    La voz de Thérèse se elevó:
    —No hubo víctima.
    —He querido decir: víctima de su imprudencia, señora.
  • Emanuel Bravo Gutiérrezцитируетв прошлом году
    ¿Sabría yo alguna vez decir algo de los seres rebosantes de virtud y que llevan el corazón en la mano? Los «del corazón en la mano» no tienen historia, pero conozco aquella de los corazones enterrados y enteramente unidos a un cuerpo de barro.
  • Emanuel Bravo Gutiérrezцитирует7 месяцев назад
    Los seres más puros ignoran en qué están envueltos cada día, cada noche, y aquel veneno que germina bajo sus pasos infantiles.
  • Emanuel Bravo Gutiérrezцитирует7 месяцев назад
    Los seres más puros ignoran en qué están envueltos cada día, cada noche, y aquel veneno que germina bajo sus pasos infantiles.
  • Emanuel Bravo Gutiérrezцитирует7 месяцев назад
    Los seres más puros ignoran en qué están envueltos cada día, cada noche, y aquel veneno que germina bajo sus pasos infantiles.
  • Emanuel Bravo Gutiérrezцитирует7 месяцев назад
    Qué le diría? ¿Por dónde empezar? ¿Bastan las palabras para comprender todo el encadenamiento confuso de deseos, resoluciones, actos imprevisibles? ¿Cómo lo hacen todos aquellos que reconocen sus propios crímenes?... No reconozco mis crímenes, no deseé aquello por lo que se me inculpa. No sé qué deseé. Nunca he sabido hacia donde se dirigía esa fuerza enajenada dentro y fuera de mí, lo que destruía a su paso, a mí misma me aterrorizaba
  • Emanuel Bravo Gutiérrezцитирует7 месяцев назад
    Es una verdad increíble que, en los albores puros de nuestras vidas, las peores tormentas ya estuvieran anunciadas. Mañanas demasiado azules: mala señal para el tiempo de la tarde y la noche. Anuncian parterres destrozados, ramas rotas y todo ese fango.
  • Emanuel Bravo Gutiérrezцитирует7 месяцев назад
    Una noche en París, donde se detuvieron en el camino de regreso, Bernard salió ostensiblemente de un music-hall cuyo espectáculo lo había escandalizado: «¡Pensar que los extranjeros ven esto! ¡Qué vergüenza! Y es por esto, por lo que nos conocen…».
  • Emanuel Bravo Gutiérrezцитирует7 месяцев назад
    Si ellas no tienen nada más en común, al menos que tengan esto: el hastío,
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