Un colapso ha llevado al hombre que escribe esta correspondencia a un nuevo estado cerebral que no ha dejado en su memoria ni el más mínimo rastro de lo que fue. A lo largo de un año, el que fuera un reconocido lingüista explora su conciencia y, ante la ausencia de recuerdos, recoge una a una las piezas de su antigua vida como investigador de prestigio y lector insaciable, esculca en los vestigios de su vida profesional, familiar, afectiva, y se interroga sobre la vanidad que acecha en la acumulación de conocimiento, descubriendo poco a poco la belleza de las cosas más simples y cotidianas. Honrando el arte de la correspondencia, Julio Paredes logra que su personaje, como Kafka, se desnude ante los fantasmas y juega con la vocación siempre presente en el escritor de ser otro que empieza cada libro desde cero.