Las antologías de cuentos siempre tienen sus tesoros, en esta sus historias abordan tantas situaciones cotidianas que es imposible no espejearse. Me hizo pensar mucho en la relación que llevo con mis padres, creo que es lo que más resalto, la reflexión inevitable.
Ah, ¡qué intenso!
El cuento de Liliana Blum, insuperable. El de Carlos Velázquez, medio fuera de contexto… y eso que yo vivo en Tijuana. El libro tendió más a retratar casos de padres (varones) violentos y abusadores, que de mamás autoritarias. De estas, más bien algunas fueron narcisistas.
Me encantó el prólogo, fue la parte quizá más real y crítica. Los cuentos, como compendio, me parecieron que tendieron más hacia las perspectiva de hijos que no quieren ser padres, que de padres o madres que hayan sido hijos o hijas abusados. Y, aunque eso está bien, sí lo hace menos crítico, aunque por ninguna vía sean justificables estas violencias.
Como buena antología, hay de todo como en botica.
Todo el tiempo pensando en mis papás y cómo sobreviví a tanta violencia. El título lo dice todo, los papás son (somos) el origen. Mi favorito el de Liliana Blum. El narrador con poca intención a diferencia de la narradora que parece que te lo cuenta y no que lo lee.
Sin duda una recopilación de historias con las que puedes o no identificarte pero la buena narración y la diversidad de las narrativas hace un buen "libro" para escuchar.