Haciéndose Niño Dios nos enseña el gran amor que nos tiene. Este libro aspira a que los lectores profundicen o redescubran cómo Jesús nos ama. Siempre podemos caer más en la cuenta de la maravillosa realidad de que a Dios le importamos tanto que para esto vino a la tierra: para expresarnos su amor y hacernos hijos suyos.
Cuando somos conscientes, aunque sólo sea parcialmente, de lo que significa que Dios haya venido a nuestro mundo, se despierta el deseo de agradecer tanto amor: Sic nos amantem quis nos redamaret?: "A quien así nos ama ¿quién no le amará?" (Himno, Adeste fideles). Para facilitar estos sentimientos de correspondencia propongo al lector que nos adentremos en los encuentros de Dios Hijo, hecho hombre, con los que lo vieron y trataron como Niño: María, José, Isabel, los pastores, los Magos, Simeón, Ana...
Estas páginas ofrecen a partir de los textos evangélicos consideraciones para el encuentro personal con Jesucristo a través de la meditación y la oración. Están escritas para los que lo buscan en sus vidas corrientes, centradas en la familia, el trabajo, la amistad, y las demás alternativas de su cotidianidad. Es la misma vida corriente, habitualmente sencilla y repetida, que por momentos es intensa y variada, y que con frecuencia sufre la corriente de un ambiente que pretende alejarnos de Dios. Pero que, en todo caso, si nos sabemos acompañados por Jesús -el Emmanuel, Dios con nosotros (cfr. Mt 1, 23)-, siempre se presenta como una aventura espléndida.