Anagrama ofrece reunidas para el lector español dos obras de Antonio Tabucchi, Sueños de sueños y Los tres últimos días de Fernando Pessoa, que aparecieron, respectivamente, antes y después de Sostiene Pereira, novela que ha reafirmado el extraordinario prestigio europeo de este escritor. Se trata de dos textos que, a pesar de sus diferencias, comparten su carácter de aproximación heterodoxa a la realidad íntima de varias figuras de la cultura occidental.
En Sueños de sueños, Tabucchi imagina las travesías oníricas de distintos artistas, desde Dédalo hasta Freud, pasando por Ovidio, Rabelais, Caravaggio, Gaya, Rimbaud, Debussy o García Larca, entre otros, fabulaciones en las que la realidad biográfica aparece fundida con imágenes o motivos procedentes de sus obras y las fantásticas licencias propias de un sueño ajeno. A pesar de su brevedad, estos textos nos ofrecen un penetrante y emocionado retrato de algunos de los pintores, músicos o escritores (incluyendo a Freud, a quien el autor considera un auténtico novelista) con los que Tabucchi siente más afinidades, quienes, durante la libertad del sueño, revelan sus más profundos deseos y obsesiones: la tortuosa o plácida llamada de las musas, la conciencia de la propia singularidad en una realidad mezquina, la afloración de los fantasmas reprimidos o la premonición de su trágico destino.
Los tres últimos días de Fernando Pessoa recrea, a partir de algunos datos biográficos tamizados por la imaginación, las postreras jornadas del gran poeta portugués (protagonista también de uno de los Sueños), desde su ingreso en un hospital de Lisboa hasta su muerte. Como indica el subtítulo, Un delirio, se trata de otro sueño, aunque esta vez sea un sueño nacido en la vigilia agónica de una mente que quiso ser «plural como el universo». Como en otra de las mejores novelas de Tabucchi, aquel Réquiem por el que desfilaban los fantasmas del narrador en una alucinación, asistimos a la visita que realizan los heterónimos de Pessoa para despedirse de su creador. Con el humor, la ternura y la sobriedad que le caracterizan, Tabucchi imagina el melancólico diálogo final de Pessoa con Álvaro de Campos, Ricardo Reis, Bernardo Soares o António Mora…, repasando algunos episodios de sus fantasmagóricas existencias.
En definitiva, dos nuevas aportaciones de uno de los más destacados narradores de este fin de siglo, en los que la imaginación y la fantasía (dos conceptos gratos a Coleridge, protagonista de otro de los sueños) reivindican el lugar que les corresponde como partes constitutivas y esenciales de la realidad.