Mezcla de tradición y frescura, la conmovedora Tomates verdes fritos trata sobre Evelyn Couch, una mujer de mediana edad que está pasando por una depresión, y la entrañable anciana Ninny Threadgoode. Evelyn vive una existencia gris, acomplejada y totalmente frustrada con todo lo que la rodea. En una visita al asilo donde reside su suegra conoce a la señora Threadgoode, que comienza a contarle historias de un pequeño pueblo llamado Whistle Stop, cuya vida giró un tiempo en torno a un café. De pronto, a Evelyn se le abre una luminosa ventana al pasado por la que entra un soplo de aire fresco. Remontándose a finales de la década de 1920, la anciana describe a Idgie y Ruth, dos espíritus sensibles, alegres y llenos de una admirable energía vital, que saben sobreponerse a las dificultades y saborear el gusto por la vida. La ternura y la solidez se mezclan sabiamente en las palabras de Ninny, que hace de Idgie y Ruth dos auténticas heroínas de la vida cotidiana. Tomates verdes fritos aborda temas como la discriminación de la mujer, el racismo, la homosexualidad femenina, la miseria o el alcoholismo y, a pesar de eso, es una de esas novelas optimistas en las que, como por arte de magia, todo encaja a la perfección. La novela fue llevada al cine en 1991.