El “solitario” de Providence (Massachusetts), el escritor H. P. Lovecraft, en su relativamente corta vida (1890–1937) perfecciona la inspiración de su maestro espiritual Edgar Allan Poe, en cuanto a concebir una atmósfera de terror en sus narraciones y crear así el terror cósmico. Abandona de una vez por todas los castillos góticos encantados, los fantasmas, vampiros y brujas para diseñar un inframundo de seres semihumanos, extraterrestres o extradimensionales, y el terror se transforma para el lector en un miedo a lo cósmico, al universo. En el mundo del autor existe siempre algo amenazador, pero no se sabe nunca su naturaleza hasta tal punto que por mucho que luchemos quedamos prendidos en ella.