Este libro aborda cuestiones básicas como las estrategias para evitar que la lectura y la escritura queden reducidas a una mera práctica burocrática, o el modo en que el diálogo y la oralidad pueden ser excelentes vías para construir, entre docentes y alumnos, un pensamiento plural, es decir, no lineal y no individualista. Asimismo, Freire se concentra en los desafíos de la educación pública, la importancia de la formación docente, la función de la tecnología, el problema de la rebeldía y la disciplina en la adolescencia.