Una novela que toma como metáfora un lugar para hablar de una situación asfixiante, una relación tóxica amorosa entre dos mujeres. Es un relato muy atmosférico a la vez que testimonial entrañable, bellamente construido a nivel narrativo y bien documentado en sus referentes culturales, literarios y políticos. Me gusta mucho la ilustración que hizo la tocaya de la autora, Carmen Segovia, para la edición de Anagrama, cuyo proceso se puede ver en su Instagram y que narra cómo interpretó ese irse encerrando en un lugar que, como en muchos cuentos de hadas, se va volviendo de sueño a pesadilla.