«En este libro brillante, Fardin no sólo revela su recorrido personal dolorosísimo y a la vez iluminador, sino que traza un mapa que nos permite guiarnos: ella, además de hablar, de defenderse, ha logrado universalizar su historia. Por eso se ha convertido en una referente, por eso es blanco de tantos ataques y de tanto, pero tanto, amor. Porque cambió las reglas de juego perversas a las que nos sometíamos, porque pateó el tablero.
A partir de su relato y de su lucha, ese hecho terrible —la violación que ella sufrió muy tempranamente— ha dejado de ser solamente una experiencia aislada e íntima. Cualquier mujer, después de escuchar a Thelma, pudo revisitar su propia historia y encontrarse, invariablemente, con hechos en los que ha sido (hemos sido) puestas en el lugar de objeto de la violencia patriarcal. Esa violencia a la que habíamos naturalizado en todas sus formas porque eso, precisamente eso, era lo que se esperaba de nosotras: el riesgo de hablar era el exilio, el descrédito, la difamación. Sigue siéndolo, pero la diferencia es que ahora —gracias a que Fardin puso el cuerpo y el alma en esta causa— no le tememos. Somos muchas y nos tenemos las unas a las otras. El riesgo del silencio y la resignación, lo sabemos, es mucho mayor, nos obliga a soportar un destino de mansedumbre y sometimiento que nos va matando un poco todos los días.
A mí, como a miles y miles de mujeres, Thelma Fardin me cambió la vida. Su valentía hizo que pudiera mirar bajo otra luz hechos que no había podido comprender ni elaborar en su momento. Hizo que perdiera el miedo a hablar y a escribir mi historia.
Saludo su coraje y su inteligencia, así como celebro que este libro exista. Porque no es necesario, es indispensable. Con una prosa ágil y precisa disecciona paso por paso cada una de las variables que nos oprimen, y ofrece las herramientas para reconstruir este mundo injusto y reconstruirnos desde bases sólidas: la comunidad, el amor y la verdad. Porque —escribe Fardin— aunque estemos enojadas, nunca salimos de los márgenes del amor.
Miren cómo se pone Thelma, miren su coraje y su lucidez, miren cómo nos ponemos, ya nunca más calladas, condenadas a una vida de padecimiento. Miren cómo es posible. Y si es posible para una, es posible para todas. Pero acompañadas por una red que nos sostenga y nos defienda, para que nunca más la nena que fuimos, las mujeres que somos, tengamos que sacrificar nuestra propia existencia, invisibilizarnos hasta desaparecer porque la brutalidad y el silencio nos van comiendo las ganas de vivir. En tiempos crueles, en tiempos neofascistas, en tiempos donde los discursos de odio parecen llenarlo todo, miren cómo Thelma Fardin lo hizo de nuevo: ha escrito el libro donde están las claves de su liberación y de la nuestra» (Claudia Masin).