Un novelista en el tramo final de su vida afronta la escritura de la que, sospecha, será su última obra. Viejo, arruinado, enfermo y solitario, apenas sale de su apartamento en la parte baja de Manhattan. Abrumado por el insoportable goteo de muertes de amigos y la posibilidad de un nuevo diagnóstico que, esta vez, resulte definitivo, el Novelista despliega los conocimientos adquiridos a lo largo de toda una vida, pero también sus obsesiones, sus miedos y sus anécdotas preferidas de los personajes de la historia del arte y el pensamiento que más marcaron su singular forma de ver el mundo y la literatura. De esta manera, compone una novela atípica, construida a partir de fragmentos, citas, fechas y reflexiones tan breves como brillantes sobre el sentido de la vida, el paso del tiempo y la condición humana. En La última novela asistimos a la coda de la carrera literaria de uno de los autores más venerados de las letras estadounidenses. Se trata de una obra aparentemente caótica que, no obstante, va descubriendo poco a poco una estructura sólida y compleja, en la que los fragmentos se van entreverando para construir un testimonio tierno, lúcido y profundamente honesto sobre el mundo que vio nacer y verá morir al autor, así como un homenaje a las personas que lograron hacer de ese mundo un lugar mejor. Pero, por encima de todo, David Markson nos deja una reflexión sobrecogedora sobre el miedo a la muerte y la no menos desconcertante experiencia de haber vivido.