Una novela de éxito adaptada a serie de televisión.
La detective Sarah Collins y su compañero Steve Bradshaw llegaron a los pocos minutos, pero ya era tarde. Sobre el asfalto yacían muertos el veterano policía y una joven inmigrante. Segundos antes habían caído de lo alto de ese edificio, donde todavía estaba Lizzie, la agente de policía aún en período de entrenamiento, y el pequeño Ben, a quien milagrosamente ella había salvado. Fue en el caos de esos minutos: la intervención de la policía municipal, los sanitarios, la llegada de los periodistas, que Lizzie escapó. Era la principal testigo.
Sarah Collins está decidida a desentrañar las causas de la tragedia, con una obsesión más fuerte que las miradas críticas de sus propios compañeros y su jefe. El caso en el que trabajaba el veterano policía, el sospechoso arresto del padre de la chica muerta, una grabación inconveniente de su teléfono móvil, una relación amorosa contra todas las reglas de la policía… los hechos se van entrelazando, y contra viento y marea, ella avanza, aunque su propio destino en el departamento de policía esté en juego.
Nadie como Kate London podía escribir una novela policíaca tan real, cruda y emocionante, porque ella misma trabajó durante años como policía en Londres. Los desayunos de madrugada al final del turno, la complicidad en el uso de la sirena para llegar cuanto antes a su casa, los secretos guardados en las taquillas… y las turbias lealtades.