En Tótem y tabú (1913), Freud trata de aplicar el método del psicoanálisis a un estudio antropológico en el que pone en conexión el origen del totemismo y la exogamia en las sociedades primitivas, ya que observa un desarrollo psicológico similar en las primeras sociedades humanas, las sociedades salvajes contemporáneas y los pacientes neuróticos. Así, las dos primeras tienen formas equivalentes de organización social y religiosa, esto es: el totemismo. El tótem establece los límites sociales de cada tribu y genera un vínculo no consanguíneo entre sus miembros que determina la prohibición de las relaciones sexuales entre individuos que comparten el tótem, imponiendo la exogamia. El deseo se enfrenta de este modo a la prohibición de unas relaciones que se consideran incestuosas, convirtiéndose el incesto en un tema tabú. El paralelismo con el paciente neurótico se establece de manera clara al observar que los primeros deseos sexuales del hombre son siempre de naturaleza incestuosa y que su represión es vital en el desencadenamiento de las neurosis.