Jesusalén es un lugar recóndito, imaginario, situado en un antiguo campamento de cazadores, donde Silvestre Vitalício se refugia para emprender una nueva vida a la espera de que Dios se aparezca y le pida perdón por haberse llevado a su esposa. Con Silvestre viven sus dos hijos y el fiel militar Zacaria Kalash. En Jesusalén está prohibido cantar, rezar, leer, escribir, y hasta imaginar y soñar. El mundo se ha acabado y no existen las mujeres. O eso querría Silvestre.