No podrán luchar contra el destino
Zachary Muldoon necesitaba urgentemente un abogado que evitara que su hermanastro, un delincuente juvenil arrestado por robo, ingresara en prisión. La ambiciosa Rachel Stanislaski no era precisamente el tipo de abogado que tenía en mente, hasta que descubrió que había algo más detrás de la hermosa apariencia de frialdad de la joven y se enamoró absolutamente de ella.
Lo último que Rachel habría deseado era que la juez le ordenara compartir la vigilancia de su cliente con Zack Muldoon. Zack era dueño de un bar en Nueva York y un hombre tan atractivo y encantador que ella iba a tener auténticos problemas para no enamorarse.