«Una narradora que no habla de más y tiene conciencia de que el modo de decir importa, que sabe perfectamente cuándo pasar de un tema al otro y logra así ir construyendo la intriga y una narración atrapante, que nunca clausura los sentidos; una narradora cuya voz remite a algunas novelas de formación como El guardián entre el centeno, Demian o La campana de cristal» (Lara Segade).