EL ARTE DE REESCRIBIR

Guía de control para revisar el punto de vista y el tono

¿Quién es el narrador, quién es el que cuenta la historia? Cotejarlo en el relato con su ficha elaborada previamente.

¿Quién y por qué se sitúa dónde para mirar la escena?

¿Quién habla?

¿Por qué informa él o ella y no otro integrante del relato?

¿Relata siempre desde la misma perspectiva o lo hace desde diversos ángulos? ¿Estos ángulos permiten una narración más expresiva o la detienen?

¿Qué tono de voz emplea? ¿Es el mismo desde el principio hasta el final del relato?

¿Qué y cuánto sabe?

¿A qué distancia

Ni un narrador en primera persona ni uno omnisciente en tercera habrían sido tan acertados como esta voz que tiene la distancia, el modo, la cualidad, la cantidad de información suficientes para inquietar al lector.

El tono del relato puede modificar la historia y forma parte del punto de vista emocional desde donde quiere narrar el escritor. Por ejemplo, si afirmas, si preguntas o si amenazas a alguien, cambia la intención y cambia el relato en direcciones distintas

· En tercera persona, pero penetrando en el interior del personaje al que retrata y en su interior:

La fotógrafa percibió la tristeza del anciano al que retrataba y se puso triste.

Resultado: Muestra el aspecto interior que percibe de ambos.

· En primera persona, evocando sus recuerdos:

Te muestro este suceso: Años después de aquella primera foto, la fotógrafa ganó el primer premio, contado desde distintos puntos de vista y verás cuál te resulta más afín para contarlo. Compáralos con el punto de vista que has usado en tus relatos y decide si lo cambiarías o no:

· En tercera persona, describiendo sus actos o el sentimiento que la embarga:

La fotógrafa tomó aquella primera foto encuadrando el objetivo con especial cuidado.

Resultado: El narrador permanece exterior a sus personajes, cuya conducta visible es lo único que describe.

Divagar. El narrador no se enfoca en los problemas de los personajes, sino que interrumpe hablando de otras cuestiones.

Fluctuar de una a otra mirada, de uno a otro personaje. Es decir, cambiar de punto de vista sin razón alguna, de modo que el lector pierde el hilo del relato.

Dar informaciones que es imposible que el narrador conozca, de modo directo y sin justificar su fuente.

Equivocar el enfoque y otorgar al personaje respuestas o reacciones que corresponden al autor, ajenas al modo de ser de dicho personaje y a su caracterización, provenientes de la experiencia del escritor y no de la suya.

Puede ser que la voz narrativa carezca de tu entusiasmo de autor o autora, o que no hayas escogido el narrador adecuado o que ni siquiera hayas reparado en la importancia que tiene el narrador, una herramienta determinante. Lo verás al final de este apunte con el ejemplo que nos ofrece Kafka