Los personajes de Las confesiones realzan las mezquindades espirituales y morales del México contemporáneo para presentar una novela colmada de pensamientos, chismes y habladurías funestas que hunden al personaje principal. La narrativa de Luisa Josefina Hernández demuestra cómo en gran parte de la construcción mexicana no existe cabida para la mujer que intenta desafiar los estereotipos impuestos, pero sí para el hombre que se ensalza en la mediocridad.