En esta novela, según muchos la más importante en el conjunto de su obra, Andréiev compone una crónica monumental sobre la naturaleza humana a partir de las tragedias individuales de un grupo de condenados a muerte y en el contexto algo más lejano, pero siempre dominante, de un rústico régimen que castiga todo empeño por la libertad, ya sea que esta tome la forma de la redención subjetiva o del ansia de liberación social.