Fenomenología de Maradona

Por otra parte, tal vez no deberíamos llorar o lamentar un fenómeno que siempre fue más grande que su breve aventura mortal en este lado del campo.

Quizás por eso Maradona nos sigue atormentando con los fuegos ancestrales de un caos hermoso al que el fútbol solo puede mirar como el que mira hacia atrás con un lamento melancólico en los ojos.

Cuando lo conocemos todo a la perfección, o cuando podemos mapear cuerpos innecesariamente desde todos los ángulos imaginables, a veces perdemos lo mágico de algunos gestos.

Independientemente de cuántas repeticiones veamos de cualquiera de esos goles ante Inglaterra, nunca podremos comprender en esencia lo que realmente sucedió en esos momentos.

Hablamos del mundo como imagen cuando era posible conservar oculto algo de misterio.

Se nos niega la capacidad de acercarnos y mirar qué dedo realmente elevó la pelota hasta el plano celeste donde residen estrellas danzantes apenas visibles.

El juego era imperfecto, era analógico y nunca fue completamente descifrable.

tal vez Maradona siempre fue una aparición. Un jugador que dejaba atrás con gracia y con consumada facilidad a los contrarios, no porque simplemente los tomara por muertos y él ocupara sus cuerpos inmóviles, sino porque siempre fue un fantasma que caminó entre nosotros.

De vez en cuando, nos encontramos con personas excepcionales que, literalmente, parecen más grandes que la propia vida.

Y, sin duda, no se puede explicar ni de lejos la vida de alguien como Maradona, que era tan apasionado e impredecible en la grada como en el campo.