«Ya hace tiempo que no intento convencer a nadie de la existencia de los fenómenos parapsicológicos, pues por ahora es un tema al que la humanidad ha cerrado los oídos, aunque los abra como pantallas gigantescas para temas menos verdaderos, menos trascendentes o más claramente inverosímiles», escribía Levrero en la primera de sus Irrupciones, casi veinte años después de haber publicado este manual, de 1978, que tuvo muy poca circulación y siempre ha sido un punto ciego de su obra. Sin embargo, este tratado didáctico que describe y cataloga todo tipo de fenómenos parapsicológicos es parte fundante de la concepción del mundo de Levrero, por ejemplo de la certeza de que escribir genera desplazamientos en el mundo de lo llamado real, o de que el artista tiene una percepción superdesarrollada que no es un poder sino una debilidad, ya que aflora cuando el yo se retrae. Una clave de lectura para las experiencias extraordinarias que registra Levrero en la ficción. Una iniciación en los fenómenos que escapan a lo normal.