Este libro arranca con una certeza: la madre de la protagonista se muere. Y con una inquietud: ¿qué se hace con esa relación cuando la otra persona está cerca de la muerte? Sólo tiene unos meses para arreglar el vínculo con su madre, que siempre fue asfixiante y que se desarrolló en una casa donde se arrumban recuerdos dolorosos, relaciones perversas y espíritus que no logran despegar. Su abuela, una vieja embichada, es la fundadora de este círculo de mujeres nocivo y tóxico. Su hermana melliza es la palanca de salvataje.
Casi como una lección atrasada, la muerte viene a avisarle que tiene un tiempo extra para modificar aquello que han tenido.