Hace cincuenta años que murió Franco, un dictador que tuvo todo el poder durante casi cuatro décadas. Unos le querían y otros le odiaban. Todos le temían. El caudillo de España “por la gracia de Dios”, y no por el voto de los españoles y españolas, marca la historia reciente en nuestro país. Sus efectos todavía perduran. Franco ganó la Guerra Civil con la ayuda de Hitler y Mussolini. La historia de las guerras y las dictaduras la escriben los vencedores, pero que hayan ganado no significa que tuvieran razón o que los hechos sean buenos o inalterables. La historia cambia a medida que descubrimos más datos. A mí me secuestró y torturó un comando de la Guardia Civil franquista en 1976, tres meses después de la muerte del dictador, por un artículo que escribí. Casi no vivo para contarlo. A otros les pasaron cosas peores. En estas cinco décadas desde la muerte del dictador, España ha vivido una transición a la democracia; cuesta imaginar que nuestros padres, abuelos y bisabuelos, no hace tanto, se estuvieran matando entre ellos. Ahora que aumenta el populismo y la desinformación, con el auge de la extrema derecha en toda Europa, incluida España, es bueno conocer nuestra historia reciente, saber de dónde venimos y poder tomar decisiones que nos lleven hacia un futuro mejor. Heredáis esta democracia de medio siglo. Viene bien que sepáis sobre qué cimientos está alzada para que podáis sacarle el máximo provecho, porque no te das cuenta de lo valiosa que es la libertad hasta que te falta. Ojalá nunca os falte.