Leyendo de corrido la obra poética de Kamenszain, sorprende no sólo la congruencia y las continuidades, sino también la evolución de sus intereses y la consolidación paulatina de una ética. Del poema en prosa en De este lado del Mediterráneo a la prosa cortada “en pedacitos” de Chicas en tiempos suspendidos, pasando por una musicalidad más cercana a eso que algunos, todavía, llamamos “neobarroso” en Vida de living, el recorrido de Kamenszain dibuja un interés creciente por la claridad. Pero claridad aquí no equivale a la simpleza boba del poema con mensaje edificante, tan en boga, sino al intento de reproducir en la página, de la manera más fiel posible, el pensamiento —que tiene su propio ritmo, jaloneado por la respiración asmática—, con toda su carga de hermosa incertidumbre.