Tras sufrir un desvanecimiento por causa de un infarto cerebral, la anciana Emilia comienza a rememorar a su familia más directa, padres y hermanos, así como a aquellas personas que en unos años tan duros como fueron los de la posguerra, configuraron su carácter, lo que ella ha sido y hoy es. De este modo, su memoria nos traslada hasta el nacimiento de su madre María, y de ahí al periplo de penurias y abandonos que marcaron su niñez durante la terrible posguerra española. Todo ello dentro del marco de un pueblo pesquero como es Santoña, lugar en el que finalmente terminó creando una próspera industria de conservas.