La presencia de Klaus, un nuevo vecino de origen alemán que llega a la ciudad para regentar una panadería, abre en la vida de Clara un escenario nuevo, lleno de posibilidades, de experiencias inéditas y de sueños.
Amelia Pérez de Villar ha escrito una novela intensa en la que la realidad cotidiana de un barrio, con todas sus servidumbres, gratificaciones y pequeños gozos, se cruza con las dificultades de la vida profesional y el trasfondo de cierto periodismo entre rosa y amarillo, con los retos de la familia desde la perspectiva de una mujer joven, madre y ama de casa obligada, y con las derivas de la amistad, sus luces y sombras.
Si la literatura puede cumplir, junto a otras funciones, la esencial de ofrecernos una mirada crítica hacia el mundo, en esta novela la autora pone a nuestra disposición un auténtico caleidoscopio social y cultural, un fragmento vivo y lleno de matices del mundo contemporáneo. Con ironía, próxima al humor a veces, otras a la causticidad más cruel, y con un lenguaje directo, preciso y envolvente, la autora sitúa al lector ante sus contradicciones y ante sus deseos y fracasos, también ante sus fantasías e insatisfacciones. En su primera novela, El pulso de la desmesura –según la crítica, “una obra audaz y arriesgada”— Amelia Pérez de Villar se enfrentaba al eterno y nunca resuelto problema de nuestra identidad personal y de la propia imagen; ahora, en Mi vida sin microondas, se asoma al costumbrismo de un modo sutil, que bebe en las fuentes de nuestra mejor narrativa contemporánea y agita nuestras conciencias con eficacia y con una mirada insatisfecha y cómplice a la vez.
Una narración moderna, dinámica y profundamente enraizada en las preocupaciones del presente. Una ventana a la cotidianidad del siglo XXI. En Madrid. En uno de sus barrios.
«No estamos, sin embargo, ante una novela amarga, ni ante una narración meramente costumbrista, por más que aborde asuntos muy actuales, como la precariedad laboral en la que se mueve Clara y su ir a todo correr para cumplir con sus cometidos. Entre otros aciertos, Amelia Pérez de Villar maneja la ironía y el humor en sus justos términos y huye de la grandilocuencia. Es un retrato no solo de Clara, narradora de la historia en primera persona, sino asimismo del barrio, verdadero microcosmo, de las gentes que lo pueblan, de su devenir cotidiano. Mi vida sin microondas es un caleidoscopio rico, vivo, y de más que amena lectura.»
Carmen R. Santos, Revista Epicuro