Esta novela es una suerte de Fausto nacional en la que, no uno, sino todos sus personajes, están buscando encontrarse con el Diablo --como quizá ocurre con la mayoría de colombianos, que están dispuestos a todo para alcanzar sus propósitos--. Narrada con una estructura polifónica en la que las voces se van entretejiendo en una trama en la que se mezcla teología, brujería, psicoanálisis junguiano, demonología y narcotráfico, cubre más de cincuenta años de la historia del país; la figura de Satanás gravita y permea cada una de sus páginas.