Así como no hay equilibrio psíquico sin sueños durante el sueño, tal vez podríamos decir que no hay equilibrio social sin literatura. […] La literatura aparece claramente como una manifestación universal de todos los hombres, de todas las épocas. […] No hay pueblo ni hombre que puedan vivir sin ella, sin entrar en contacto con una especie de fabulación. […] Desde ese momento, si nadie puede pasar veinticuatro horas sin sumergirse en el universo de la ficción y la poesía, la literatura, en la acepción amplia a la que hago referencia, parece corresponder a una necesidad universal, cuya satisfacción constituye un derecho