Este breve diario de confinamiento está escrito por Koro (gato) y por Gastón Carrasco (poeta).
«Tiene los bigotes blancos y largos. Los míos negros y cortos. Somos los hermanos de El gran cuaderno, armamos nuestro propio lenguaje. Afuera hay una guerra. Es algo que solo funciona entre los dos, un lenguaje interespecie que no busca respuesta, que es solo expresión, o solo mensaje: estoy ahí y escribo. El surco en el plano de la página, la garra incrustada en el borde de la tecla. Un mensaje urgente, lo básico, prescindir de las vocales, solo consonantes, gstn pst n fcbk, como el sonido que hago para llamarlo, pst, pst.»
«Días pensando en cómo usar la palabra blandir en un poema. Koro me muestra la lengua de manera insistente mientras esparzo catnip en un rascador que apenas atornillé a la pared. La formulación: blandir la lengua. Lo mismo hacía yo mientras ensayaba las frases sin resultado. Mi lengua se movía envainada en la boca sin llegar a formar la herida que se esperaba de ella. Cual mosquetero, Koro me enseña a hacer esgrima con mi sombra.»