Hoy mamá ya me ha advertido dos veces que no me suba a la silla ni me ponga de pie en ella. Yo me conformo con agitar las piernas bajo la mesa.
A mamá y a papá les gusta llevarnos a una casa de tallarines por las mañanas, antes de que papá se vaya a trabajar. Como de costumbre, el local está lleno de gente que desayuna. El tintineo de las cucharas sobre el fondo de los cuencos, el ruido que hace la gente al sorber té y sopa caliente, el olor a ajo, cilantro, jengibre y caldo de carne que hay en el aire me produce ruidos de hambre en el estómago.