Qué sitios tan curiosos, pienso siempre. Sitios tan instructivos... La próxima vez que vaya al cine, señorita Langrish, debe probar una cosa. Se trata de girar la cabeza y mirar por encima del hombro. ¿Qué encontrará? Muchísimas caras, todas alumbradas por la luz inquieta y titilante de las cosas efímeras. Ojos fijos, abiertos como platos, sobrecogidos, aterrados, codiciosos. Ya ve, así es el espíritu no evolucionado, subyugado por los sentidos materiales; por ficciones y sueños...