tengo un canon personal de libros borgianos. Es curioso, pero en todos está su nombre. Como si fuera inevitable. Borges. Un escritor en las orillas, de Beatriz Sarlo; Borges. Esplendor y derrota, de María Esther Vázquez; Borges y los clásicos, de Carlos Gamerro, a quien admiro hasta el plagio; los dos tomos de las conversaciones con Osvaldo Ferrari; El método Borges, de Daniel Balderston; Borges. La reinvención de la literatura, de Julio Premat, que, pese a una psicologización excesiva y alguna pifia —como decir que Fogwill escribió “Help a él” en 2007—, es el libro que me habría gustado escribir; por supuesto, el diario de Bioy. Y en un lugar muy destacado, casi a la altura del de Bioy, el libro de Laura y Germán.