Escritos sobre naturaleza

se limitaban a evitar ser vistos o tratar de alejarnos, o directamente no nos prestaban atención.

cada lección en lo salvaje era una lección de amor,

La naturaleza fluía en nuestro interior, seduciéndonos con sus maravillosas y brillantes lecciones, que nada tenían que ver con las ascuas y las cenizas de gramática desagradable que las zurras habían metido en nuestro cuerpo.

Imaginábamos que cada uno de estos lirios tendría un valor enorme, un precio incalculable, y nunca nos atrevimos a tocar siquiera una de sus hojas o de sus pétalos

distancia que provoca el símil ha sido abolida. Muir se ha convertido en montaña, las montañas se han convertido en él

La mónada del alma presbiteriana ha quedado disuelta en una pluralidad panteísta.

Su rico y crujiente gorjeo es perfectamente delicioso, un dulce y liviano murmullo que relaja y alegra, un toque amoroso de la naturaleza que encuentra, con cada nota, cobijo en nuestros corazones.

Los valientes trepadores y carboneros se quedaban todo el año, desafiando al frío y sin depender de las granjas ni de los asuntos y alimentos del hombre.

cuando el frío helador y las hojas que caían comenzaban a hacerles añorar su hogar, se juntaban en grandes bandadas sobre los árboles muertos o sin hojas que había junto a los prados y campos, tal vez para conocerse y discutir este asunto.

Como todos estábamos destinados a ser soldados, estos castigos y padecimientos de todo tipo no eran más que un entrenamiento para la guerra