El último año de mi vida ha sido estático, un desperdicio completo. Pensar en todo el tiempo que he estado parado y en lo poco que he hecho en los últimos doce meses me avergüenza, y la idea de que pueda volver a dejar que pasen las horas y de hacer lo que tengo que hacer solo porque alguien me obliga me genera una ansiedad muy extraña que no conocía antes y que no quiero cerca.