Única mirando al mar

todos segregando un almizcle que los guiaba sin distracción posible

La actividad había vuelto al basurero y los buzos eran hormigas desquiciadas;

—¡No digás pedo delante del chiquito!, y vos no te riás, Bacán.

que no le impedía llevarse después a la Llorona y aliviarse en su tibio entrepierne.

—Gracias a todos y a mamá Única por dejarme cumplir años...

—Gracias a todos y a mamá Única por dejarme cumplir años...

máxime después del justificado berrinche con mocos y lágrimas que protagonizaba cada vez que el agua de jabón le alcanzaba los ojos.

pero nunca preguntaba cuántos años cumplía. Había asumido que siempre se cumplían siete

—¡Ingrato, no ve que es un chiquito!

—Siempre hay gente buena, ¡verdá, Bacán