Rozándole las caderas a Diana frente a la caja registradora, Marcela piensa que si algún día se hacen amigas y ella decide contárselo todo, Diana querrá hacerle preguntas sobre animales, armas, árboles y peligros. Seguro que le preguntará también sobre su cercanía con la muerte. Se imagina abrumada, sin saber bien cómo explicarlo todo. Y Diana queriendo entender los pocos retazos de historia que ella le ofrece con reticencia, ponderando si puede ser amiga suya.